El mes 10

El fútbol tiene estas cosas. Las tiene por todos lados. Es como si un ser supremo se hubiera encargado de escribir oración por oración una historia fenomenal. Porque hay cosas que parecen escritas por un novelista de la san puta. Sino no se entiende tanta revancha, tanta casualidad, tantas caídas para levantarse envuelto en gloria. Equipos que arrancan campañas pésimas para coronarse campeones épicos; jugadores que vuelven de lesiones con goles clave; equipos que se reinventan después de estar knock out; jugadores que son despreciados por un ténico, se van a otro equipo y al partido siguiente la rompen contra su ex. Y así podemos estar toda la vida.

Y si, Diego Armando Maradona nació en el mes 10. Justo en el mes 10. Sobre la hora del mes 10. No podía ser de otra manera ¿O si? ¿Qué hubiera pasado si nacía en julio? ¿Habría sido un siete mágico de esos que ya no existen? ¿Y si nacía en junio? ¿Sus problemas con Passarella hubieran tenido más prensa? Imaginensé, pobre Diego, si lo sacaban al mundo en enero. Pero no, El Diego es así ¿cómo iba a nacer en otro mes? En uno que fuera Su mes. El mes de D10s. El Diez.

Si fuera solo por el nacimiento no haríamos tanto escándalo. Al fin y al cabo sería un datito más, nada que hacer al lado de un gol con la mano o jugar con el tobillo del tamaño de una pelota de papi fútbol. El tema es que al Diego le pasó de todo en el mes 10. Su mes. Y ahora vamos a repasarlo.

Octubre no suele ser un mes definitorio en el fútbol. Salvo un repechaje cada cuatro años o el final de las eliminatorias, es el mes dónde los campeonatos promedian su primer tercio y las copas arrancan o están a la altura de semifinales. Hace ya muchos años que la Copa Libertadores dejó de definirse en octubre. Hoy por hoy, nadie sale campeón ni juega un mundial en esta época del año. Pero el Diego es el Diego. Y él pareció ir acomodando todas las piezas para que el 10 sea mucho más que el mes dónde cumple años.

20 de octubre de 1976

Se jugaba la octava fecha del extinto campeonato Nacional, Argentinos Juniors recibía a Talleres de Córdoba en La Paternal. El martes anterior Juan Carlos Montes, por entonces técnico del Bicho, le había avisado a Maradona que el fin de semana iba a ir al banco y que en el segundo tiempo jugaría un rato. El día del partido, el plantel comió como siempre en Jonte y Boyacá un bife de chorizo con puré y de postre tuvo la charla técnica de Montes. Fueron caminando al estadio rodeados de hinchas de Talleres, según cuenta el propio Diego en su libro “Yo soy el Diego de la gente”, nadie los conocía, ni los locales ni los visitantes. En el segundo tiempo el técnico lo mira a Maradona como preguntándole si estaba para jugar. Y para variar El Diego no arrugó. Antes de entrar Montes le dio una sola indicación: “Vaya, Diego, juegue como usted sabe. Y si puede tire un caño”. Justo a él le va a decir “y si puede”. La primera pelota que tocó fue de espaldas a Juan Domingo Cabrera, le amagó y le tiró la pelota entre las piernas, enseguida se escuchó caer de la tribuna el “oooole”. El primero de tantos. El partido terminó 1 a 0 para Talleres con gol del Hacha Ludeña, que luego llegaría hasta la semifinal del Nacional quedando afuera con el Boca de Lorenzo.

4 de octubre de 1992
¿Lugar? Bilbao, más precisamente el estadio San Mamés. ¿Qué pasó? El Diego debutó en el Sevilla, su tercer club en Europa. Y el rival, si hablamos de revenchas y vueltas del fútbol, no podía ser otro que el Athletic Bilbao. Si, el mismo que le dio la peor lesión de su carrera, al que le ganó una final de copa del rey y con el que se agarró a piñas limpias como en Fiorito. Su último partido en Barcelona había sido contra el equipo vasco. El equipo sevillano, dirigido por Carlos Salvador Bilardo, arrancó uno a cero arriba pero terminaría perdiendo 2 a 1. Debut acorde con el resto de la estadía del 10 en Sevilla.

7 de octubre de 1993

Diego volvió al fútbol argentino después de 12 años, para vestir la casaca de Newell’s. Dicen que el día que jugó su primer partido los hoteles se quedaron sin habitaciones y la ciudad explotó. Su debut fue en un amistoso a cancha llena contra el Emelec de Ecuador. ¿Un detalle de color? La salida al campo de juego de Maradona: el estadio con las luces apagadas y un reflector apuntándole solamente a él, Dalma y Gianina. En el segundo tiempo El Diego la calzó de derecha y la puso en el ángulo. Fue 1 a 0 nomás, en uno de sus pocos partidos en Rosario. El debuto oficial fue el 23 de octubre contra Independiente en la, por entonces, Doble Visera. Fue 3 a 1 para el Rojo y Diego casi le hace un gol de Rabona a Islas.

31 de octubre de 1994

El partido entre Colombia y Argentina en El Monumental, la tarde del avión y los amagues de Goycochea, terminó con una sola certeza: la vuelta de Maradona. Luego del cinco a cero todo el estadio terminó pidiendo por el 10. Lo llamaron y, como siempre, El Diego estuvo. Después de más de cuatro años volvía a ponerse la celeste y blanca. Su vuelta se dio en Australia por el repechaje para entrar al mundial. El partido terminó 1 a 1. El centro lo mandó Maradona y Balbo puso la cabeza. De la mano de Diego la selección clasificaría al mundial de Estados Unidos. Luego una enfermera se le pegaría peor que Reyna y Gentile.

9 de octubre de 1994

Acá tenemos un quiebre. Una nueva sanción de FIFA vuelve a sacar a Diego de las canchas, aunque esta vez no se iba a ir muy lejos: el 9 de octubre de 1994 Diego Armando Maradona debutaba como técnico de Mandiyú de Corrientes. Un club recordado de la década del 90 y actualmente desaparecido por sus malas administraciones. La dupla Maradona – French cayó en su primer partido a manos de un Rosario Central tremendo dirigido por el Negro Marcheta, un amigo de la casa. El partido fue 2 a 1 con goles de Vitamina Sánchez y el Negro Palma, otros amigos de la casa, para el cuadro Rosarino y de Bernuncio para el local.Diego siguió desde la platea acompañado por Lalo, ya que no estaba recibido como técnico. El que estuvo sentado en el banco de suplentes fue French. Esta fue una etapa marcada principalmente por las camisas elegidas por él 10. Hay un dato clave de su paso por Mandiyú que marcaría su carrera como entrenador, principalmente en la selección Argentina: la ausencia de empates. En el club correntino ganó seis y perdió cinco. Este dato va de la mano de una definición que el propio Diego hizo de si mismo siendo técnico de la selección: “Yo soy blanco o negro. Gris nunca”. Tomá coherencia.

7 de octubre de 1995

El 7 de octubre tiene una segunda parte. Pasaron 353 días de su debut como DT y El Diego ya se estaba calzando los cortos de nuevo. ¿Vertiginoso yo? Preguntale a la defensa de Inglaterra. Y si el recibimiento en Rosario pareció grande, este no se quedó atrás. El 7 de octubre de 1995 Diego Armando Maradona volvía a La Bombonera. Recibido por una multitud, a la sombra de los viejos palcos, con Gianina y Dalma en brazos, entraba luego de 14 años al estadio de La República de La Boca. Acá el resultado es lo de menos (1 a 0 gol de Scotto). Durante el partido Diego se puteó de arriba abajo con el “huevo” Toresani. Después la siguió frente a los micrófonos, con una de las frases más recordadas por el pueblo futbolero: “Segurola y Habana 4310 séptimo piso. Y vamo’ a ver si me dura treinta segundos”. La historia con Toresani no termina ahí.

25 de octubre de 1997


Dos años y dieciocho días más tarde Diego jugó su último partido. No podía ser un partido intrascendente. El último día de Diego como jugador fue en un superclásico en cancha de River. Diego jugó un solo tiempo y fue reemplazado por Juan Román Riquelme. En el primer tiempo La Bruja Berti puso arriba a River. En el segundo, ya sin Diego, Boca lo daría vuelta con goles de Palermo y… Toresani. Otra vez las vueltas del fútbol. El tipo con el que se había puteado en su vuelta, dos años antes, hace uno de los goles que le darían el superclásico a Boca. Después del partido, Diego tiraría otra frase para el recuerdo: “En el primer tiempo River fue River. Y en el segundo se le cayó la bombacha”. Se empezaba a afianzar el género literario frases maradonianas.

10 de octubre de 2009

Dieciocho octubres pasaron de ese último partido en cancha de River. Y otra vez El Monumental. Como dijimos, siempre que la selección le golpeó la puerta, Diego estuvo. Ahora como director técnico. Argentina tuvo un andar complicado y llegó a las últimas fechas de la eliminatoria sin estar adentro del Mundial. Caía una cortina de agua ese 10 del 10 en Núñez cuando Perú empata el partido.
Con ese resultado Argentina quedaba afuera. Pero con el tiempo cumplido, Martín Palermo (otro que le marcó a River en su último partido como jugador) empujó la pelota a la red y acomodó las cosas para que Argentina vaya a jugar con aire, el último partido en Montevideo. Esa noche en El Monumental, Diego festejó el gol de Palermo barrenando con el pecho sobre la cancha inundada.

14 de octubre de 2009

Cuatro días después, en el estadio Centenario de Montevideo, Argentina gana 1 a 0 con gol de Bolatti. El partido fue un bodrio, se jugó casi sin arcos. Pero lo importante pasó después del pitazo final: el abrazo con Bilardo y la conferencia de prensa. Otra vez Diego se despacha con frases antológicas. Afilado como en sus mejores tiempos en Nápoli, agarra el micrófono y dispara: “Pasman, vos también la tenés adentro”, “Que la sigan chupando” y “Yo soy negro o blanco. Gris nunca”. 
No sabemos qué hubiera pasado si La Tota paría dos días después. Lo cierto es que Diego generó tal vínculo con el mes de su nacimiento, que se lo calzó en la camiseta toda su carrera. Y cada vez que la prensa lo daba por muerto, el volvía. Siempre en Octubre. Atrás quedaban los dopings, las lesiones, las puteadas, para volver siempre a jugar a la pelota. Eso con lo que nos hizo tan felices. Diego se adueñó de cinco 10: el de Argentinos, el de Boca, el de la Selección, el del Nápoli y el del calendario.
Lástima a nadie maestro

Agradecemos a http://efemeridesfutboleras.blogspot.com.ar/. Sin el laburo que hacen el armado de esta nota hubiera sido imposible. 

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